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El universo está lleno de moléculas orgánicas complejas

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El universo está lleno de moléculas orgánicas complejas
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Los asteroides son menos prístinos que los cometas y a menudo han sufrido calentamiento y los efectos del agua líquida. Pero estos efectos pueden producir una nueva y dramática complejidad orgánica. Durante décadas, los científicos han sabido que los meteoritos llamados condritas, que se originan a partir de asteroides, contienen una asombrosa diversidad de moléculas orgánicas. El meteorito Murchison, que cayó en Australia en 1969, contiene más de 96 aminoácidos diferentes. La vida usa sólo 20 aproximadamente. Osiris-Rex y Hayabusa2 han confirmado que los asteroides Bennu y Ryugu son tan complejos como esos meteoritos. Y al menos parte de esta complejidad parece haber surgido antes que los propios asteroides: análisis preliminar de la muestra de Bennu sugiere que retuvo material orgánico, incluidos hidrocarburos aromáticos policíclicos, del disco protoplanetario.

¿La química de la vida?

Las moléculas orgánicas de la Tierra primitiva dieron un nuevo y notable paso en complejidad. Ellos de alguna manera se organizaron en algo vivo. Algunas hipótesis sobre los orígenes de la vida en la Tierra implican un kit inicial de material orgánico procedente del espacio. La hipótesis del “mundo HAP”, por ejemplo, postula una etapa de la sopa primordial que estuvo dominada por los hidrocarburos aromáticos policíclicos. De esta mezcla surgieron las primeras moléculas genéticas.

En general, comprender cómo se forman los compuestos orgánicos complejos en el espacio y terminan en los planetas podría darnos una mejor idea de si la vida también ha surgido en otros mundos. Si las materias primas de la vida en la Tierra se formaron en el medio interestelar, las materias primas de la vida deberían estar en todas partes del universo.

Por ahora, estas ideas siguen siendo en gran medida imposibles de comprobar. Pero debido a que la vida misma representa un nuevo nivel de complejidad orgánica, los astrobiólogos están buscando compuestos orgánicos complejos como posible biofirma, o signo de vida, en otros mundos de nuestro sistema solar.

La misión Juice de la Agencia Espacial Europea ya está en camino para estudiar Júpiter y tres de sus lunas heladas, y la misión Europa Clipper de la NASA se lanzó hacia una de esas lunas, Europa, en octubre. Ambos utilizarán instrumentos a bordo para buscar moléculas orgánicas en las atmósferas, al igual que la futura misión Dragonfly a Titán, la luna de Saturno.

Sin embargo, es complicado determinar si una determinada molécula orgánica es una biofirma o no. Si los científicos encontraran conjuntos moleculares orgánicos suficientemente complejos, eso sería suficiente para convencer al menos a algunos investigadores de que hemos encontrado vida en otro mundo. Pero, como lo revelan los cometas y asteroides, el mundo no vivo es complejo en sí mismo. Se han encontrado compuestos que se cree que son firmas biológicas en rocas sin vida, como el sulfuro de dimetilo que el equipo de Hänni identificó recientemente en 67P.

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