La tarea de criar a los niños y niñas implica una gran responsabilidad. Una buena infancia trae un valor infinito a la vida y promueve el desarrollo físico, emocional y social. Cada persona es distinta a las demás, cada hijo o hija necesita enfoques diferentes para aprender, sin embargo, hay ciertas herramientas que los adultos pueden aplicar para crear y preparar a los hijos de manera más efectiva. Además estas técnicas ayudan a los adultos en sus actividades diarias.
Bogotá, 9 de julio de 2024. Los expertos Camilo Luna, pediatra adscrito a Colsanitas y María Lucía Martínez, médica integrativason esposos, padres y médicos especializados en crianza, ellos comparten recomendaciones para las madres y padres con el fin de crear un entorno familiar positivo con sus hijos en donde prime la comunicación efectiva. «Más allá de la teoría, queremos construir un espacio de interacción para comprender las necesidades en diferentes etapas de la infancia y los desafíos comunes de este entorno», comenta el doctor Luna.
Los dos expertos comparten cinco puntos a tener en cuenta para la crianza de los niños:
1.El papel del desarrollo cerebral en los hijos: Comúnmente se piensa en cinco sentidos, aunque desde la neurociencia se cuentan siete en total. Los otros dos sentidos son la propiocepción y la intercepción. La propiocepción permite percibir la posición del cuerpo: cómo se halla una persona en el cuerpo mientras la intercepción es un proceso autónomo en el que los órganos transmiten información al cerebro, como saber cuándo el cuerpo siente hambre o necesita ir al baño. Los niños en sus primeras etapas todavía no tienen los órganos desarrollados por lo que es necesario alimentarlos y nutrirlos de manera responsable para que el cerebro y el resto de los órganos crezcan y puedan funcionar correctamente.
2.Los impactos en los tipos de crianza: El desarrollo en los niños puede verse afectado de diferentes maneras dependiendo del estilo de crianza que reciban por parte de su entorno familiar. En los primeros años de vida el cuerpo forma diferentes vías neurológicas como la dopaminérgica o la serotoninérgica. Los estímulos por parte de los adultos a los niños estimulan diferentes vías neurológicas. Por lo que respuestas agresivas pueden resultar en circuitos más estimulados mientras que una crianza amable resulta en circuitos de comunicación que promueven herramientas positivas.
3.El cuidado tanto físico como mental en los adultos: El papel de los adultos es esencial, muchas veces durante las primeras etapas de la crianza de los niños, toda la atención va para los bebés. Por lo que hay que tener en cuenta que no solo los bebés necesitan cuidados. Los adultos también necesitan una atención especial. A pesar de tener un tiempo limitado, hay que aprovechar y buscar espacios para descansar y cuidarse uno mismo y la pareja. El trabajo de los padres debe ser reconocido.
4.Actuar de manera responsable ante los errores: Nadie es infalible, todos cometen errores. El cuidado y la atención de las emociones es necesario. Aprender a manejar las emociones negativas y complicadas como el miedo, la rabia y la ira no es solo necesario enseñarlo en los niños, sino también en los adultos para ser un mejor modelo a seguir. Si el adulto puede aprender a manejar sus emociones y tomar responsabilidad por sus acciones, los hijos tomarán eso como indicio de cómo reaccionar en el futuro. No siempre tenemos las herramientas para tratar esos comportamientos negativos como los atrofiamientos, pataletas y conflictos emocionales, pero será válido buscar ayuda profesional.
5.El papel de la nutrición en el ámbito familiar: La nutrición es una de las herramientas más importantes para una crianza saludable. Si en el ámbito familiar se pueden inculcar dietas saludables, horarios responsables de alimentación, entender las señales de hambre de acuerdo con la alimentación saludable y siempre actuar de manera responsable con la mejor intención para los niños, pueden crecer en un espacio no solo sano, pero también seguro. Se debe tener en cuenta que la nutrición no se trata de evitar o restringir los alimentos, sino de enseñarles a los niños una alimentación saludable.