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Fabricamos nuestro primer coche para roedores a partir de un recipiente de plástico para cereales. Después de prueba y error, mis colegas y yo descubrimos que las ratas podían aprender a avanzar agarrando un pequeño cable que actuaba como un acelerador. Al poco tiempo, estaban conduciendo con sorprendente precisión para alcanzar una delicia de Froot Loop.
Como era de esperar, las ratas alojadas en entornos enriquecidos (con juguetes, espacio y compañeros) aprendieron a conducir más rápido que las que estaban en jaulas estándar. Este hallazgo apoyó la idea de que Los entornos complejos mejoran la neuroplasticidad.: la capacidad del cerebro para cambiar a lo largo de la vida en respuesta a las demandas ambientales.
Después de publicar nuestra investigación, la historia de conducir ratas se volvió viral en los medios. El proyecto continúa en mi laboratorio con vehículos nuevos y mejorados operados por ratas, o ROV, diseñados por un profesor de robótica. John Mc Manus y sus alumnos. Estos ROV eléctricos mejorados, que cuentan con cableado a prueba de ratas, neumáticos indestructibles y palancas de conducción ergonómicas, son similares a una versión para roedores del Cybertruck de Tesla.
Como neurocientífico quien aboga por Al albergar y probar animales de laboratorio en hábitats naturales, me ha parecido divertido ver hasta qué punto nos hemos desviado de mis prácticas de laboratorio con este proyecto. Las ratas suelen preferir tierra, palos y piedras a los objetos de plástico. Ahora los teníamos conduciendo automóviles.
Pero los humanos tampoco evolucionaron para conducir. Aunque nuestros ancestros no tenían automóviles, tenían cerebros flexibles que les permitió adquirir nuevas habilidades: fuego, lenguaje, herramientas de piedra y agricultura. Y algún tiempo después de la invención de la rueda, los humanos fabricaron automóviles.
Aunque los coches hechos para ratas están lejos de ser cualquier cosa que encontrarían en la naturaleza, creíamos que conducir representaba una forma interesante de estudiar cómo los roedores adquieren nuevas habilidades. Inesperadamente, descubrimos que las ratas tenían una intensa motivación para su entrenamiento de conducción, a menudo saltando al coche y acelerando el “motor de palanca” antes de que su vehículo saliera a la carretera. ¿Por qué fue eso?
El nuevo destino de la alegría
Los conceptos de los libros de texto de introducción a la psicología adquirieron una nueva dimensión práctica en nuestro laboratorio de conducción de roedores. Aprovechando enfoques de aprendizaje fundamentales como condicionamiento operanteque refuerza el comportamiento específico a través de incentivos estratégicos, entrenamos a las ratas paso a paso en sus programas de educación vial.
Inicialmente, aprendieron movimientos básicos, como subir al coche y presionar una palanca. Pero con la práctica, estas acciones simples evolucionaron hacia comportamientos más complejos, como conducir el automóvil hacia un destino específico.