Según las convenciones de Ginebra, las “recomendaciones” para la aplicación de proyectiles cinéticos (como el Modelo 1325) desalientan a la policía de apuntar a las caras de los manifestantes, ya que podrían provocar “fracturas de cráneo y daño cerebral, daño ocular (incluida la ceguera permanente) e incluso la muerte”. El uso de proyectiles cinéticos de un área elevada, como en una protesta, puede aumentar el riesgo de que los manifestantes reciban un disparo en la cabeza. Dirigirse al torso puede causar daños a los órganos vitales y dar como resultado la penetración corporal, especialmente cuando se dispara a corta distancia. El calibre y la velocidad del proyectil, así como el material del que están hechos, también influirán en la gravedad de la lesión.
Además, las convenciones de Ginebra especifican las circunstancias de los posibles usos ilegales de estas armas y establecen las reglas:
- Los proyectiles cinéticos no deben dispararse en modo automático.
- Disparar múltiples proyectiles al mismo tiempo no cumple con los principios de necesidad y proporcionalidad.
- El impacto de los proyectiles debe probarse y autorizarse para garantizar que sean lo suficientemente precisos para un área segura sin usar energía excesiva que pueda causar lesiones.
- Las armas de munición cinética no deben usarse para apuntar a la cara, la cara o el cuello.
“Menos letal”
La gran mayoría de los países mantienen confidencial el nombre específico de los modelos que usan para disuadir las protestas. Algunos gobiernos, por ejemplo, registran compras bajo designaciones genéricas, como “lanzadores de 40 mm”, sin citar la marca o el modelo, lo que dificulta la responsabilidad y la verificación del uso ilegal de estos dispositivos.
Por ejemplo, en México, la Secretaría de Defensa Nacional Lanzó LA-007000999-E818-2022 en noviembre de 2022 para la compra de 70,000 proyectiles de gas de calibre de 40 mm de largo y corto alcance, junto con municiones de humo y marcas líquidas, Según El Universal. Las especificaciones no muestran marcas o modelos del lanzador o fabricantes.
Solo los países, como Canadá, incluyen las marcas y modelos de sus armas “no letales”. Registros similares no existen en México o América Latina.
La aplicación de armas como el Penn Arms GL-1 o similar, así como la Tecnología de Defensa 1325, se ve en las protestas sociales, a menudo documentada por Amnistía Internacional, que los acusa de uso abusivo contra civiles pacíficos. Y, aunque se promocionan como “menos letales”, pueden causar lesiones graves y violaciones de los derechos humanos. Además, la organización, en su informe de 2023 “Mi ojo explotó“Exige que se suspenda el uso de gas de 40 mm o proyectiles de impacto contra civiles pacíficos.
Según una evaluación del Instituto Nacional de Derechos Humanos de Chile, las acciones policiales durante las protestas que comenzaron en octubre de 2019 dieron como resultado más de 440 lesiones oculares, con más de 30 casos de pérdida ocular o ruptura ocular.
Esta historia fue publicada originalmente en Cableado en español y ha sido traducido del español.