Boar’s Head ha ampliado su retirada de productos cárnicos y avícolas listos para consumir a casi 7 millones de libras adicionales debido a un brote de listeria. “¿Cómo pudo suceder esto?” es una pregunta natural que surge después de escuchar que nueve personas han muerto y docenas han enfermado por comer fiambres contaminados con listeria, una bacteria resistente y mortal que puede sobrevivir a la refrigeración y la congelación. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades dijeron que este es ciertamente un recuento inferior al real.
Pero en medio de la tragedia, los estadounidenses también deberían detenerse a preguntarse: “¿Cómo es que esto no sucede todo el tiempo?”
Los informes de inspección del Departamento de Agricultura de una planta de Boar’s Head en Jarratt, Virginia, dejan en claro que los fallos son inexcusables. Hay reiteradas citaciones por incumplimiento de normas cruciales como evitar el goteo o el agua estancada (que puede facilitar la proliferación de listeria). Pero los mismos informes de inspección también deberían recordarnos los amplios esfuerzos (regulaciones exhaustivas e inspectores diligentes) para garantizar que tales fallos sean escándalos y no hechos cotidianos.
Los inspectores del USDA observaron debidamente que las tuberías estaban cubiertas por plástico o lona, lo que indicaba que se había solucionado temporalmente una fuga. Observaron pequeños trozos de residuos de carne en las superficies que estaban en contacto con los alimentos, incluso si esos trozos eran tan pequeños como de un centímetro y medio de largo. Observaron sangre acumulada en el suelo de la planta y olores rancios en los refrigeradores. Observaron si algún producto no estaba etiquetado. Observaron “sustancias negras parecidas al moho” que iban desde el tamaño de una cabeza de alfiler hasta el de una moneda de veinticinco centavos en las paredes. Observaron cuándo los trabajadores usaban sus teléfonos mientras operaban el equipo. Y así sucesivamente.
Es fácil que las empresas se quejen de la excesiva regulación, pero los consumidores no deberían olvidar lo difícil que es mantener la seguridad de los alimentos producidos en masa. La seguridad de los alimentos se mantiene en silencio, día tras día, gracias a una amplia normativa surgida de la experiencia y la ciencia. Los inspectores con ojo de águila que detectan incluso el más mínimo trocito de carne cruda mal colocada pueden salvar vidas.
Como nos recuerda este trágico brote de listeria, las regulaciones no funcionan sin rendición de cuentas. Cuando las empresas eluden sus responsabilidades, deben aplicarse consecuencias rápidas, antes de que alguien muera o enferme. Los informes del USDA hasta el momento muestran que no se han tomado medidas coercitivas contra Boar’s Head durante el año pasado, a pesar de estos informes. No está claro qué sanciones, si las hay, enfrentará la empresa. Sean cuales sean, solo podemos esperar que disuadan a otras empresas de cometer otros errores.
Zeynep Tufekci es columnista del New York Times.