En la casa en donde habito había tres palmeras sembradas juntas, pero una de ellas presentaba un crecimiento incómodo, se encontraba tan pegada a la pared que sus hojas se tenían que voltear hacia ella para seguir creciendo, la veía y sentía su dificultad, alguien la sembrado allí y quizás jamás pensó lo grande que se había hecho y que sobrepasaría los límites imaginados.
POR GLORIA ECHEVERRY
Estaba allí, grande pero fatigada, no se podía apreciar ni su belleza ni su salud, ese espacio que en principio le sirvió para crecer se le hizo pequeño y confinado.
Pedí ayuda al jardinero para trasplantarla… la puse sola en un espacio abierto donde nada iba a frenar su desarrollo y se apreciaría su belleza en todo su esplendor.
Pero el traslado no fue fácil, era necesario mirar a menudo y las hojas que antes lucían verdes, aunque incómodas, ahora estaban muriendo.
Ella se marchitaba, mientras intentaba renacer.
Un leve color verde empezó a verso desde el centro, augurando nuevas hojas que se asomaban con esfuerzo en medio de las secas, de una manera tímida, porque era un espacio nuevo.
Tres palos estaban apoyando su tronco en ese nuevo sitio para que las raíces no se debilitaran por su peso.
Ahora se encuentra en el lugar que le corresponde. Pero ella necesita darse cuenta de ello. Hasta que lo haga, su espacio aún no se sentirá del todo agradable.
La planta está bien, sólo necesita agua y tiempo, dice el experto.
Esta historia no tiene nada que ver con plantas. Estoy hablando de tu vida. Esa vida que te ha mantenido en el mismo sitio y que, por alguna razón, pensaste que ya no había nada más.
Es posible que tus hojas estén estrujadas contra la pared porque el espacio que habita ya no es el indicado. Te sirvió para crecer, pero superaste las expectativas y ahora tu lugar de siembra es otro.
Puede ser una situación, lugar o persona, que esté funcionando como tu antigua tierra, y la nueva no necesariamente depende de un nuevo lugar, situación o ser; más que nada, depende de tus ganas de crecer, y de creer. De creer en ti, de saber que mereces expansión y que ya tu objetivo no es endurecer tus bases, es desplegar hacia donde ya lograste.
Así como el nuevo lugar de la planta le dará lo que necesita, así la tierra se encargará de ti, como siempre lo ha hecho.
Es la tierra la que te trajo hasta acá y es ella la que ahora te pide germinar siendo adulto, germinar con bases ya sólidas, pero no tan inflexibles que no puedan adaptarse al cambio, que es lo único permanente en la vida en todas sus manifestaciones. .
Así que, si te sientes marchito ahora, tómalo como un indicio de lo nuevo gestándose en ti, sin miedo, deja ir las hojas que fueron grandes y fuertes pero que ya no son sostenibles y confía en que esta estación estará soportada por la misma fuerza. que te dio la vida.
Marchítate, porque el renacimiento ya se apoderó de ti.
YouTube @angelesgloriaecheverry